Ayer, el 02 de julio,
AMLO anunció que impugnaría la elección presidencial. Si no fuera porque
sé con certeza que padece de “epilepsia mental” (esto significa que sus
neuronas convulsionan y babean), no podría creer que un tipo de esa calaña se
postulara para presidente de México. Paso por alto su incapacidad para aceptar
una derrota, su envidia y sus frustraciones. Paso por alto que le fue negada la
facilidad de palabra y también que es cortísimo de entendederas, pero hay que
ponerle un alto a un sujeto que asegura saber con certeza lo que pensaron 17.5 millones
de mexicanos al emitir su voto y cuál fue la intención verdadera de cada uno de
ellos.
Lo cito textualmente: “Los que votaron por Peña Nieto que lo
hicieron sin necesidad; es decir, sin padecer de pobreza, lo hicieron porque
apostaron, respaldaron el régimen de
corrupción. Es muy duro esto que estoy diciendo, pero es la realidad, se votó
por Peña Nieto para mantener el régimen de corrupción, no tengo la menor duda
que eso es lo que significa ese voto”.
AMLO hace como que ignora cuál es la función del IFE y cuál es la
función del TRIFE y esa fingida ignorancia lo lleva a expresar toda suerte de
barbaridades. Fue así como Instó al IFE y al TRIFE a: “asumir su responsabilidad y dar
la cara”. Está claro para
cualquiera que el IFE y el TRIFE tienen responsabilidades específicas, y
distintas, y que tienen que asumirlas a carta cabal. El IFE asumió la suya, que
aún no termina: organizar la elección (con todo lo que ello implica), contar
los votos, elaborar las actas, concentrarlas en el Distrito Electoral
correspondiente, proceder al conteo
Distrito por Distrito, publicar todos los resultados y dar constancia de
mayoría al ganador de la elección. Ahí termina la función del IFE hasta que
tenga lugar otra elección. Si alguno de los candidatos no está conforme con lo
que dictaminó el IFE, por la razón que sea, presenta su inconformidad ante el
TRIFE para lo cual tiene que presentar las pruebas que acrediten su rechazo al
resultado emitido. El TRIFE recibe pruebas, las estudia, investiga y emite un
juicio.
Al aseverar que tiene pruebas de las irregularidades en las
que incurrió el PRI durante la campaña, AMLO dijo (textual): “Es que no se puede nada más
estarnos a nosotros cargando la responsabilidad de un hecho tan grave, me
refiero a que nosotros tengamos que sofocar la gran inconformidad que existe,
yo asumo mi responsabilidad, pero la responsabilidad institucional recae en el
IFE y en el Trife (TEPJF), ellos son los que tienen que dar la cara y enfrentar
este asunto”.
Don Andrés Manuel, incurable loquito, a usted no lo está cargando
de responsabilidad alguna ni el IFE, ni el TRIFE. Usted no está sofocando la
gran inconformidad que existe (entre sus seguidores, aclaro, porque los
panistas ya aceptaron su derrota y los priistas lejos de estar inconformes
están felices) lo que usted está haciendo, y millones de mexicanos lo
anticipábamos, es crear una inconformidad, encenderla, atizar las brasas; usted esta provocando,
enardeciendo a “sus tontos útiles”, llevándolos al abismo. El TRIFE enfrentará
este asunto, y todos los asuntos que usted le quiera llevar, cuando se los
lleve. Presente todas las pruebas que tenga y susténtelas. Sea usted serio,
porque hasta el momento ha sido, simple y llanamente, puro bla-bla-bla, baba de
perico.
No conforme con los dislates mencionados, fue usted más
lejos (textual): “Hay un procedimiento legal que
vamos a agotar y queremos que la autoridad responsable, lo sea, para eso son
las autoridades, vamos a acudir a ellos y ellos tiene que dar la cara y una
explicación a los ciudadanos; si se limpia la elección no tengo duda, y limpiar la elección significa, quitar todos
los votos que fueron comprados y ganamos con bastante margen”.
Su hablar cantinflesco, don Andrés Manuel (imagino cómo
escribirá), nos obliga a ser buenos
intérpretes. Me atrevo a pensar que usted quiso decir: “si se limpia la
elección quedaré satisfecho, y limpiarla implica anular los votos que fueron
comprados y entonces yo gano con bastante margen”. Es sencillo. Con toda
certeza, y en base a las solidísimas pruebas que usted presente, el TRIFE
anulará 3.5 millones de votos adjudicados a Peña Nieto, votos corruptos de personas malintencionadas que no son
pobres. Sin embargo, como esto resultaría en un empate podrían quitarle medio
milloncito de votos a Josefina Vázquez Mota y sumárselos a usted para que gane
sin duda alguna y evitar así que Peña Nieto lo desconozca, le haga un plantón, trate
de impedir que usted entre al Palacio Legislativo el primero de diciembre, lo llame
“espurio”, les prohíba a todos sus diputados y senadores que le dirijan siquiera una miradita, se autoproclame
presidente legítimo en el Zócalo capitalino y amenace con traerlo a “mecate
corto” todo el sexenio.
Hay otra opción para usted, digamos que un plan B: ya no le
dé tantas vueltas y acepte por primera vez en su vida una derrota. La opción C
no se la deseo aunque se la recomiendo: ingrese a una Granja para enfermos
mentales y termine sus días tranquilo, mirando atardeceres, jugando damas
chinas, conversando. Piénselo don Andrés Manuel, si puede.
Ricardo Perera Merino
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