Diciembre 13, 2012.
“DERECHO DE CORCHO” EN HOSPITALES
PRIVADOS.
Antecedente: mujer de 75 años y de recursos
económicos medios. Resbala en el baño de su casa y se rompe la cadera. No tiene
derecho a servicios médicos institucionales. Los servicios médicos públicos están
saturados, sin camas disponibles. Es llevada a un hospital privado de la Ciudad
de México. La cadera debe ser sustituida.
El precio de la prótesis que vende el hospital
privado es muy elevado. Digamos que CIEN. Póngale usted, amable lector, los
ceros que quiera y llame a la moneda peso, dólar o euro. La familia puede comprar la
misma prótesis, fuera del hospital, en TREINTA. El hospital no acepta. Si la
familia compra la prótesis por fuera, debe pagar OCHENTA al hospital para que
se le implante ésa prótesis y no la que ellos venden. “Derecho de corcho”, en
palabras llanas que dan pena. El precio se eleva, pues, a CIENTO DIEZ.
Finalmente la familia traslada a la mujer fracturada
a la ciudad de Celaya. Con la ayuda de un sobrino que trabaja en un hospital
privado de esa ciudad logran que se le
implante a la mujer una prótesis que no es la que vende el hospital. Salvaron
SETENTA, dinero que, además, no tienen.
Negocio pingüe el de estos hospitales, que son una
vergüenza. Rentan cuartos, a los que llaman “Suites”,
en precios que superan los de una Suite
en un hotel de cinco estrellas en el centro de Manhattan. Cobran por tiempo,
carísimo, el derecho a la sala de operaciones. Hasta aquí podría estar bien,
aunque esté muy, pero muy mal. Por si no bastara, venden, a precios
inaceptables, medicamentos, material de curación, jeringas, jeringuitas y
sueros, guantes de hule, sueros, sondas, equipo de cirugía desechable que
deberían desechar pero que no desechan, material de osteosíntesis o, como es el
caso del ejemplo, prótesis articulares.
La lista es larguísima.
¿Y los médicos? Los
hospitales privados no tienen pacientes, esto debe recalcarse. Los
pacientes los llevan los médicos que deciden trabajar en ellos. ¿Por qué
aceptan los médicos este atraco cuando deberían velar por la economía de
quienes confían en ellos? ¿Por qué lo aceptan los Seguros contra Gastos Médicos
Mayores? Y la Secretaría de Salud ¿no regula?, ¿no está enterada? ¿hace de la
vista gorda? ¿Todos pertenecen a la mafia que lucra con la enfermedad y los
accidentes?
Repito: ¡qué vergüenza y qué pena!
Dr. Ricardo Perera Merino.